Qué es
La enfermedad de Parkinson consiste en un desorden crónico y degenerativo de una de las partes
del cerebro que controla el sistema motor y se manifiesta con una pérdida progresiva de la capacidad de coordinar los movimientos. Se produce cuando
las células nerviosas de la sustancia negra del mesencéfalo, área cerebral que
controla el movimiento, mueren o sufren algún deterioro.
Presenta varias características particulares: temblor de reposo, lentitud en la iniciación de movimientos y
rigidez muscular. La enfermedad de Parkinson afecta aproximadamente al 1 por ciento de la población mayor de 65 años y al 0,4 por ciento de la población mayor de 40 años.
Causas
De momento se
desconoce el origen de la enfermedad, exceptuando los casos
inducidos por traumatismos, drogodependencias y medicamentos, y algunas formas
hereditarias en ciertos grupos familiares. Existen numerosas teorías que intentan explicar el
deterioro neurológico que produce esta patología. Se cree que algunos
pesticidas y toxinas, junto a cierta predisposición genética, podrían ser los
desencadenantes de la enfermedad. También se estudia la posibilidad de que el
origen se encuentre en los radicales libres, moléculas
que desencadenan un proceso de oxidación que daña los tejidos y las neuronas.
El genético es otro de los factores barajados como causantes de esta patología. Existen
algunas formas de Parkinson hereditarias en algunos grupos de familias, por lo
que la investigación genética puede ayudar a comprender el desarrollo y
funcionamiento de la enfermedad. La causa hereditaria de Parkinson se
estima entre un 10 y 15 por ciento de los diagnósticos y, en los casos de
inicio temprano, alcanza un 50 por ciento, según la Fundación Española de
Enfermedades Neurológicas (FEEN).
En la enfermedad de Parkinson
se produce una degeneración en las células de los
ganglios basales que ocasiona una pérdida o una interferencia
en la acción de la dopamina y menos conexiones con otras células nerviosas y
músculos. La causa de la degeneración de células nerviosas y de la pérdida de
dopamina habitualmente no se conoce. El factor genético no parece desempeñar un
papel importante, aunque la enfermedad a veces tienda a afectar a familias.
Síntomas
Los primeros síntomas de la enfermedad de Parkinson
son leves y se van haciendo cada vez más notorios con el paso del tiempo. El cuadro inicial típico registra dolores en las articulaciones, dificultades para realizar movimientos
y agotamiento. La caligrafía también empieza a cambiar y se torna pequeña e irregular.
En el 80 por ciento de los pacientes los síntomas comienzan en un solo lado del
cuerpo y luego se generalizan. Asimismo, el carácter varía en los primeros
estadios, por lo que es habitual la irritabilidad o la depresión sin causa aparente. Todos estos síntomas
pueden perdurar mucho tiempo antes de que se manifiesten los signos clásicos que
confirman el desarrollo de la enfermedad.
Los síntomas típicos son los siguientes:
·
Temblor: Consiste en un
movimiento rítmico hacia atrás y hacia adelante. Generalmente comienza en la
mano aunque en ocasiones afecta primero a un pie o a la mandíbula. Se agudiza
en reposo o bajo situaciones tensas y tiende a desaparecer durante el sueño.
Puede afectar sólo a un lado o a una parte del cuerpo.
·
Rigidez: Se manifiesta como
una resistencia o falta de flexibilidad muscular. Todos los músculos tienen un
músculo opuesto, y el movimiento es posible porque, al activarse un músculo, el
opuesto se relaja. Cuando se rompe este equilibrio los músculos se tensan y
contraen causando inflexibilidad y debilidad.
·
Bradicinesia: Se trata de la pérdida de movimiento espontáneo y automático y conlleva la
lentitud en todas las acciones. Esta lentitud es impredecible y es el síntoma
más incapacitante, porque el paciente no puede realizar con rapidez movimientos
habituales que antes eran casi mecánicos.
·
Inestabilidad: La inestabilidad de
la postura hace que los enfermos se inclinen hacia adelante o hacia atrás y se
caigan con facilidad. La cabeza y los hombros caen hacia delante y la forma de
andar empeora. El enfermo da pasos cortos y rápidos para mantener el
equilibrio; o se queda literalmente "plantado" a mitad de camino, sin
poder moverse. Existen una serie de síntomas secundarios que, aunque no afectan
a todos los enfermos, provocan trastornos importantes ya que empeoran los
síntomas principales y agravan las condiciones físicas y psicológicas del
paciente.
·
Depresión: Es un problema común
a todas las enfermedades crónicas, y en el Parkinson puede detectarse incluso
antes de que comiencen los síntomas principales. Empeora con los fármacos
utilizados para combatir esta patología, aunque los antidepresivos consiguen
frenar con bastante éxito tanto las depresiones como los cambios
emocionales. La FEEN estima que un 40 por ciento de los pacientes con
Parkinson tiene depresión.
·
Dificultades para tragar y masticar: El mal funcionamiento
de los músculos dificulta esta tarea cotidiana, favoreciendo la acumulación de
saliva y alimentos en la cavidad bucal. Como consecuencia, son habituales los
atragantamientos y el babeo. - Dicción: Al menos el 50 por ciento de los
enfermos tiene problemas de dicción: hablan en voz baja, dudan antes de hablar,
repiten palabras o hablan demasiado rápido.
·
Problemas urinarios: Las deficiencias del sistema nervioso que regula la actividad muscular
provocan que algunos enfermos sufran incontinencia o tengan dificultades para orinar.
·
Estreñimiento: La lentitud
progresiva de los músculos intestinales y abdominales es la principal causa del estreñimiento, aunque también
influyen la dieta o la escasa actividad física. Suele presentarse en el 50
por ciento de los pacientes según la Sociedad Española de Neurología
(SEN).
·
Trastornos del sueño: La somnolencia y las
pesadillas son características en esta enfermedad y generalmente están
asociadas a los fármacos.
·
Pérdida de expresividad: el rostro
pierde expresividad y aparece la denominada "cara de pez o máscara",
por falta de expresión de los músculos de la cara. Además, tienen dificultad
para mantener la boca cerrada.
· Acinesia: Consiste en una
inmovilidad total que aparece de improviso y puede durar desde algunos minutos
a una hora.
·
Aumento o pérdida de peso: El peso del enfermo
puede variar, ya sea perdiéndolo (por la propia enfermedad, fluctuaciones
motoras, medicamentos, disminución de calorías, deterioro cognitivo, depresión,
hiposmia, disfunción gastrointestinal) o en algunas ocasiones aumentándolo (por
efectos de la cirugía del Parkinson o el tratamiento con agonistas
dopaminérgicos). La pérdida de peso puede ser peligrosa, ya que puede influir
negativamente en la enfermedad.
·
Hiposmia: Consiste en la mala
distinción de los olores o la reducción de la capacidad para percibirlos. La
hiposmia aparece en un 80 por cientos de los pacientes con Parkinson según la
SEN.
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